lunes, 20 de marzo de 2023

Y allá va Perséfone

Hace unos días, en una de mis noches insomnes a pesar de la dosis de rigor, escuché el mito de Perséfone. Esas noches necesito aquietar mi mente, siempre desbaratada y saltarina, y para ello bastan las conferencias de la March y sus charlas, expertos que cuentan y calman. Al menos a mí. Reconozco que los podcasts no han terminado de ser lo mío, salvo honrosas excepciones y según mi criterio, encuentro mejores intenciones que resultados en ellos, y terminan por parecerme fastidiosos e innecesarios, sobre todo esto último, qué necesidad tengo de cambiar la lectura por la escucha, me digo, y casi siempre la respuesta es la misma: ninguna. Pero no me sucede lo mismo con las conferencias de la March, ahí están con sus contenidos, casi siempre, interesantes. Lo sé, maldita pedante, pero no tengo culpa de que mi escalada en la escucha sea exigente. Llevo años, desde la infancia, rogando por una historia más interesante que la anterior, una más, por favor, y a estas alturas no puedo evitar reconocer los artificios.

Y Perséfone se adueñó de la noche abandonando el mundo de los muertos, y aquí estamos, felices del reencuentro entre ella y su diosa madre, Deméter, todo verde y necesidad de renovación, mientras contemplo a mis plantas y empujo su crecimiento, va, va, ahí vamos, brota.

Todo parece ir bien en la familia, Paulina crece y reverdece a sus abuelos y padres, también al resto, pero nada comparable. Disfruto viendo completar los círculos y este parece ser uno de ellos. A los otros peques, a los del Castillo, Jorge y yo regalamos un puzzle mapamundi en imanes y andan como locos situando países y continentes. Lucas, cada día más rubio en una familia de morenos, Vega, mellada de estreno y Nora, más alta que su hermana mayor siguiendo uno de los hilos genéticos contrario al de los bajitos al que Vega y yo pertenecemos, se divierten situando espacios y culturas. Espero que al crecer lo recuerden y no sean unos cretinos de lo inmediato, que sepan percibir que el mundo es más largo y grande que uno mismo, tan chiquito el entendimiento propio y por engrandecer el resto. Otra primavera distinta y vital que espero sepan reconocer y encontrar.

Y el resto, películas y libros, cuándo no, la magia que alimenta. Salvo un ciclo de películas inglesas de los años 50, tras la 2ª GM -comedias de la Ealing, tal cual indica Jorge que yo ni por asomo- haciendo delicia de nuestras tardes, poco a destacar. La inocencia de un tiempo triste y en reconstrucción, o eso parece, y tan necesitada de ello voy. Tampoco destacan mis libros, no parezco muy acertada en la últimas semanas, aunque no me aburren, sólo que no hay mucho que decir.

El resto, mejor obviarlo.

Tampoco va tan mal, ¿no crees?

Feliz primavera, panda.

 


 Imagen de Richard Quin

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