miércoles, 12 de octubre de 2022

Ellas y yo

Leo a tres  autoras:  Hebe Huart, Margarita Garcia Robayo y la recién descubierta, Karina Sainz Borgo.

No ha sido ahora, no en el mismo espacio temporal, pero las tres tienen en común escribir en castellano, no pertenecer a la literatura española y fascinarme con su forma de relatar, sus mundos y estilo.

De Hebe, argentina, puedo destacar las risas que me provoca, qué mala leche y acierto, qué estúpido y frágil aparece el ser humano en su narrativa, que piedad me provoca -me provoco, claro, yo también lo soy- y uno de sus relatos como de podio, la integración, la imposibilidad desde el léxico y la identidad cultural. Si no alcanzas a entenderlo es que eres tonto, es que estás tan por encima de otras realidades que para qué existes. Memorias de un pigmeo. Un diez sin desmerecer el resto. Pero tan divertido, señala y no mira su dedo, su lápiz, mira al otro, al pigmeo. Tú, yo, o ella, qué más da. Gracias.

Margarita García Robayo colombiana. Quién sabe, se cuenta, nos cuenta, me cuenta. Tiene un tono cotidiano y algo retorcido, de nuevo la identidad, el desarraigo, y no sólo geográfico, o sí, pero es indiferente, la piel también sirve como espacio y límite, la mía, la tuya. Desde lo íntimo femenino, qué será eso, pero es y vale. Me vale. Asiento en muchas páginas, a veces con pesar al hacerlo, a veces con simple reconocimiento. Asiento y ya.

Karina Sainz Borgo, venezolana, la última en llegar. El mundo de los olvidados, el hambre desde más allá, la miseria. Sólo un libro en mis lecturas, de momento, El tercer país. La más traducida, en Lumen sus libros, la más sospechosa por muchas razones, no sé si espurias, dejémoslo ahí, en cuarentena de momento. Pero me convence su narrativa, el latido de sus párrafos, el relato de la frontera y un western femenino que marca la diferencia en la compasión y no en el más machote, rápido a este lado del río.

Anoche vi El Dorado en la tv y sí, qué gozada, pero por qué no la piedad.

 


Estoy en guerra en mi mundo laboral, cuestión de categorías, de ser mujer y pensar que debo ayudar pero se me va al mejorar, no tanto al prosperar. Podría contaros tanto y perderme y que no me entendierais.  Pero ahí están ellas, tal vez lo puedan conseguir por mí.

Y seguro que ni por esas.

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