calidez, atusar serían
las palabras, y una chispa, un brillo
hecho de tiempo cuando es
puro sin tiempo.
Olvido García Valdés
Y así empezamos, con tiempo, pero me
cuesta dos o tres días tomar el ritmo, debería decir el no ritmo como luego se verá, malhumorada,
malcriada, estupidona, me comentará Mayte que decía su tía y como anillo al
dedo me va, y de repente una mañana me levanto y ya no, locura de ánimos los míos, también estupidones ellos, y desde ese momento al pairo de las horas, dejándome
llevar, dejándonos, y cada mañana: “esta noche salimos a cenar y luego tomamos
algo, como sea”, o cada noche: “vale, pero al menos, mañana intentaremos llegar a tiempo a la playa” y
nada se cumple y sin embargo será la risa, la indolencia, el tiempo despistado de su tiranía, y un qué
más dará con sacudida de pelo, sigamos marcando nosotros, los dos, el ritmo que se convertirá en
nuestro a poco que le dejemos porque es nuestro, de verdad, vamos a creerlo, a
darle la oportunidad. Y no habrá nada que brille en exceso, nada que apuntar
como hito en el camino, los días como goma elástica, sin sabor concreto y qué
placer la falta de expectación, quiero aburrirme este año, dije antes de salir, y no, no me
aburro, pero nada es novedad y la novedad es eso, no anhelarla. Y los últimos días, con exactitud prusiana llegaremos a todo y se cumplirá cada plan, el tiempo decidido a ponerse de nuestro lado, premiando nuestra despreocupación.
No escribo, no ideo, no proyecto, ni siquiera siento culpabilidad. Todo al revés de lo imaginado y ahí está la gracia, el goce, el saber estar.
Y a la vuelta, me siento sombra en el camino, canto, volareeeee, desvarío, cuándo no, y envalentonada escupo al cielo aunque sé que en un par de días me esperarán la rutina y la crueldad de unos días que ya no serán el saber estar en ellos sino a pesar de ellos.
Pero eso será mañana, mantengamos la elegancia hasta entonces. Cómo no.
Y para elegancia y cadencioso, este señor, ouuu yeah pleno.
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