Perder de todo, incluso gente, a veces y no constantemente, a
dios gracias, conversaciones, tiempos pasados. lo que más, sensaciones, menos
pero las pierdo, luces que parecieran destellos, otras sólo sombras, recuerdos
que se van volviendo inertes por remotos y no reconocibles, llaves, bolsos,
botones, trampolines y resortes de la risa, también paraguas, gorros de nieve, con
este calor imprevisto de periodos interglaciares al alimón con nuestras formas
de contaminar, tan exactas y funcionales, y aun así serían más las cosas que
pierdo que las que descarto, signo de la edad
quiero pensar, como las manchas que van cubriendo mis manos o la piel según
pierde su brillo, también ella pierde, cómo no, se acabó recorrer la vida con
los dedos como en la infancia, siguiendo las gotas del vaho o los caminitos de
las hormigas, ahora busco y rebusco y no siempre encuentro pero da igual, saber
perder llega con la edad, quisiera pensar, soy un encajador, afirma Gil
de Biedma en uno de sus prólogos, y si él
lo dice quién seré yo para imaginar ser otra cosa, encajo y pierdo como
quien teje, y esto lo mismo es hacer literatura, si ¿y?, pero es literatura de
mis días, de los días que también pierdo, igual que ando perdiendo autores y
libros leídos, leo y olvido, olvido y leo, así que olvido y pierdo, ya lo
dijimos ¿no son sinónimos? Esa era la premisa de este texto y hay muchas
formas de perder, tantas que no quisiera llevar sólo los olvidos puestos, sus
pérdidas, y sin embargo es así, colecciono pérdidas como quien atesora amores
que conmovieran y sin domesticar. Única razón del existir de los amores y su belleza.
Sin rendir cuentas.
De verdad que alguna vez desee empezar todo desde el principio,
así de ingenua o desvivida era, qué pereza sólo imaginarlo ahora, que fatiguita
la vida, mare mía, y ese aluvión de existencias y vivencias queriendo ser reconstruidos
a cada rato como si fuera posible reconstruir y encontrar su altura ideal.
Y aun así, ahora, pero ahora, saber y ser consciente: facilidad
para seguir encontrando o para no perder del todo la humanidad, la apostura de
perdedora, la antítesis del poder abusador, inclasificable si eres persona,
signo de estos últimos tiempos. Alejar de mí lo terrible y seguir creyendo en el
poder de lo colectivo sobre lo singular y particular que soy yo. Ir en sentido
contrario y sentir que nunca se me secará el corazón ni el vivir.
Y así mi año. Desear que el siguiente igual -como poco- a
pesar de mi perdularia inclinación. Que perder no sea desvivir. Voy camino de
convertirme en esa señora capaz de lidiar con lo real y sin atajos.
Feliz año y sus salvaguardas.
5 comentarios:
Perder y olvidar... ese es el lema del futuro.
Para todos.
Me ha costado aceptarlo... cómo aceptar esa paulatina desaparición de escenarios alegres y memorias amables... es muy duro pero es lo que hay.
Otro año y que sean muchos más... eso sí, en condiciones dignas.
Besos.
Como bien dices que perder no sea desvivir, que perder no sea la humanidad, y que usted siga caminando en sentido contrario sin que se te seque nunca el corazón ni las ganas de vivir.
Y que el nuevo año nos traiga a todo un poco de confianza en recuperar la sensatez y la humanidad que el mundo va perdiendo en cada giro.
Y otra cosa que deseo es que usted aparezca más por esta ventanita que es su casa :))
Beso grande Marga, te deseo lo mejor!!
¡Feliz 2020 Marga!
Toro, no sé si es tan duro, a veces creo que no tanto, no más que la arrogancia juvenil o el desconcierto adolescente. La suma de todo ello va siendo. Crecer nunca fue fácil, ahora tampoco.
Si te digo que esta piel no me queda estrecha, no de momento, me creerías?
Besos en cualquier caso, siempre y sin olvidos
Jo, Carmela, de verdad que no tendría mayor deseo, el de escribir a todas horas o al menos con más constancia pero...palabrita, cómo cuesta sacar tiempo! imagino que ya lo sabes, ays.
Mis deseos van a la par para ti, de vuelta! un besote, preciosa.
Querido Licantropunk, ya sabes, pues igual! Feliz año éste
Hola, Marga, espero que le guste este artículo sobre despedidas.
https://www.elnacional.cat/es/opinion/gemma-marfany-despedidas_459126_102.html
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