Y no sé -o sí, sí sé- porque con la edad parece que muchas
cosas se desvelen y a veces me aturde esta mezcla entre no saber nada y
entenderlo todo, tanto me aturde que no supiera a qué atenerme – y no lo sé, de verdad- pero no
quisiera la arrogancia, no al menos esa arrogancia de creerme que ya, que ya
llegué y para qué el resto de la gente, mis amigos – mi amante no, ese siempre
por encima de todos y de mí, incluso, tras
once años transcurridos que celebramos en un hotel de Madrid con ínfulas
de picadero y vistas desde el piso 21 y qué feo es Madrid, joder, visto desde aquí y a pesar del cariño y la
costumbre hacia esta ciudad, y nos entra la risa, no sé si de la fealdad o de
los años transcurridos que quién lo diría porque desgaste cero y a qué se debe esta
resistencia de corredores de fondo y el amor, ah, el amor- o mi familia o la
gente que me rodea sin ser la elegida y que tan poco me importa a veces pero
tanto me muestra. En fin , que no sé de dónde este saber estar de rebequita que
me ha surgido en los últimos tiempos, un saber estar que abriga cada día, que
cuido como señora con sofocos, este desconcierto no sé si hormonal o vital , o
todo junto, y quién es la guapa que se para a poner etiquetas, esto me vale,
esto no, ahora me quedo y me planto o te saco la lengua y me quedo tan pichi o
te miro, vida, frente a frente, pero no sé qué decirte después de tantas jugadas
y sólo te miro, callada. Y me abrazo a mí
misma y cuando no puedo intento rodearme de calor, o de aliento, que me llegue
de cualquier lugar válido, por pequeño que sea, y me canto el entusiasmo, las
ganas, el mirar desde el prisma que no rompa.
Y ser consciente de
que el salvavidas sólo es el mío, que sólo yo puedo tirarlo al agua o recogerlo
o inventarlo.
Tiempo de rebecas, ya lo dije.¿ Y qué?
¿Y qué?
7 comentarios:
Yo sé que sé menos... bueno, mejor dicho, sé ahora que no sabía lo que toda mi vida he pensado que sabía...
Y ahora que sé que apenas sé nada dónde voy a reclamar sobre mi incompetencia tan inesperada?
A ningún sitio.
Cargo con lo que queda de mí y hala... a seguir andando hacia no sé dónde... pero eso sí, sin rebequita que yo soy muy caluroso.
Besos.
He eliminado los dos comentarios anteriores porque en el primero faltaba una "n" y en el segundo faltaba un acento.
Ves como no sé nada de nada...
Sin rebequita, Toro? pero sí, esa incompetencia no sé si nuestra o de la vida por esperar de ella alguna competencia o ella de nosotros que.. eso, no sé! jeje
Besos competentes, éstos sí que si y sin dudas
Las rebequitas son para el invierno, podría ser el titulo de una película... a nuestra edad ya hemos pasado de "manta y pizza" en el sofá a "rebequita y DVD. Es lo que hay.
Me alegra mucho que vuelvas con el blog, ya nos iremos leyendo.
Abrazos, Norte!
Borgo.
Hola Borgo! Qué placer leerte de nuevo, es lo mejor de la vuelta, los reencuentros...
En cuanto tenga un ratillo paso por tu cueva, me encanta saber que sigue ahí.
Abrazo!
Horizontales: "Jersey usado por Hitchcock. Seis letras"
Seguro que lo adivinas.
Saludos!
Borgo.
Jajajaja ays no caigo ahora, ;)
Me ha encantado tu reflexión, tal vez, porque se parece un tanto a la mía, me he sentido identificada en Muchos aspectos.
Un placer leerte, Marga. Me quedo por aquí.
Mil besitos y feliz lunes.
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