martes, 20 de noviembre de 2018

De miradas


Si tuviera tiempo el tiempo, su falta, sería el tema pero preferiría no reiterarme. Ya lo sabemos: no tengo tiempo y el poco del que a veces disfruto vuela como un vencejo atolondrado. Pero ya deja de hablar de ello, por mucho que lo menciones no va a hacerse más presente, querida mía.

Así que mejor dedicarse a dibujar esbozos, bocetos de ideas sin conclusión y sin pretender llegar a ninguna parte. Se me da bien deambular sin sentido ni meta, de hecho creo que es la única propuesta honesta que podría hacerse el ser humano a sí mismo aunque luego recuerdo los miles de hombres -y mujeres aunque menos miles- de pro que han conseguido cambiar el curso de su propia historia y de la del resto y entonces me callo.

Pero sólo un rato, estar callada no parece ser una de mis habilidades aunque la edad haya introducido más silencio de lo que solía ser habitual. Ahora, en ocasiones y cada vez con más frecuencia, modelo silencios, espacios en blanco en mi voz. Que no en mi pensamiento. No sé si se trata de cansancio o la nula necesidad de imponer criterios ya a estas alturas de la historia -mi historia- pero reconozco que es un ejercicio con el que he conseguido sentirme cómoda. O será que ahí afuera cada vez se grita con mayor facilidad y me aturullan las turbamultas, el anda jaleo jaleo y a río revuelto ganancia de pescadores y como respuesta sólo se me ocurre enmudecer y mirar fijamente. O perder la vista en el horizonte. Y ya veis, un estudio reciente ha descubierto que cada vez más niños padecen de miopía y por lo visto está íntimamente relacionado con el hecho de no levantar la mirada y contemplar el horizonte. Así que no hablamos sólo de poesía sino de cura visual. Mirar lo que me rodea, callar y dejar perder la vista en la lejanía podría convertirse en una nueva postura vital. Y mi presbicia, parece ser, tan contenta.

Sin dejar de leer, eso sí, a pesar de los horizontes, las gafas de cerca y acompañada por el silencio: estamos de enhorabuena, dos poetas, dos mujeres (el logro más por lo primero que por lo segundo, ¿qué creíais?) han sido galardonadas. Francisca Aguirre que lleva acompañando el lateral de este blog con su abrigo de libros, y ahora Premio Nacional de las Letras. “Escribes para no andar a gritos y por no volverte loca”. Y asiento con la cabeza y el boli. Os recomiendo su lectura, pausada y reivindicativa, dos adjetivos no muy de moda, lo sé, pero hablamos de poesía que tampoco parece estarlo nunca. Y el Premio Cervantes concedido a Ida Vitale, poeta que desconozco aunque algún verso haya caído, y que me dará la oportunidad de remediarlo.

Os miro en silencio y me gustáis.

A leer.

Entonces, sólo entonces,
oyó a su corazón ladrando
y se volvió despacio a los espejos
y los vio tiritar con mucho frío
y pedir compasión desde su escarcha.
Y no supo qué hacer con tanta desmesura:
cerró los labios y escuchó al silencio.


Francisca Aguirre.



4 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Quién iba a decime hace años que el silencio sería el amigo fiel, el amigo cómplice, el refugio y la coraza.
Pues así es y así parece que será.
Lo prefiero mil veces a los ecos de la cháchara insoportable que me llega cuando paseo a pecho descubierto por las calles destripadas de mi ciudad.

Besos.

Carmela dijo...

Francisca Aguirre no la he leído, pero lo anoto y de Ida Vitale, decirte que me encanta.
El silencio, es un buen compañero, cuando lo elegimos, yo lo tengo como fiel amigo hace mucho y le he cogido gran cariño :))
Te he dicho alguna vez que me encanta como escribes. Como creas ese tapete de frases que parecen dispersas, pero que crean una lectura deliciosa y entrañable. Pues, ea, ya te lo he dicho.

Mil besitos mujer sin tiempo y con presbicia.

Marga dijo...

Toro, va a ser la edad? tú crees? que tú has ido creciendo conmigo en ésto de los blogs y ya estarás talludito, que digo yo... jajajaja, qué malvada soy (y qué cheñora mayor, eso también).
Pero sí, suscribo lo de la cháchara y el destripe, jo.
Besos a gogó

Carmelilla, me da que Francisca Aguirre te va a encantar también, ya verás.

Ea no me pongas roja!

Ays se me acaba de ocurrir...tengo un tiempo con presbicia o una presbicia sin tiempo?

Mil besos de ida!

TORO SALVAJE dijo...

Malvada, grrrrrrrrrrrrr, que yo duermo en formol!!!!