Existe un pavoneo existencial en el hecho de saberse elegida por aquellos que nunca necesitaron del mundo para estar. Oh, dioses, eso sí que es un pensamiento goloso hacia una misma.
Así, Vida. Y aunque no pierdo la cuenta, no existe un pasado en el que no estés. O en el que no sea una sorpresa que no estuvieras. Este tiempo oriental es el nuestro. (Gracias, señor Mann, por situarnos.)
Y bailemos con la torpeza, pero el acierto, que nos caracteriza: ¿más té?
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