jueves, 4 de febrero de 2016

Me voy a Cuenca

Enlazando: “me voy a Cuenca”, frase que repetía Coque Malla en la película  Todo es mentira cada vez que sentía la necesidad de correr para desaparecer, cambiar de vida y escenario. Se convirtió en una salida recurrente y juguetona entre J y yo durante mucho tiempo, aún de vez en cuando la utilizamos y en lo que va de año he debido gritarla más de dos o tres veces al día. El tiempo pasa raudo -y él que puede déjalo volar, cantaba La Mala- pero hay rachas donde no sólo corre sino que se lleva todo por delante, la calma y las ganas que entiendo se tratan de parapetos necesarios para sentir un mínimo equilibrio.
Y en estas estoy: un vendaval que no me deja pensar y en el que lo peor es la sensación de que todo revolotea a mi alrededor como pájaros locos o medio heridos.
Se llama estrés y es dañino pero aún no han inventado nada efectivo contra él. Salvo ser rentista o asquerosamente rico. No es mi caso.

Malos tiempos para la lírica cantaban otros, y así es. Creo que es la primera vez en mi vida en la que llevo apenas dos libros leídos en un mes. No se trata de una competición ni de un conteo, sé que si no leo –teniendo ganas, muchas ganas, de hacerlo- siento que un pie roto toma los mandos. Y así ando sin andar, cojeando. Al menos Tolstoi con su Muerte de Iván Llich fue tan adecuado y bello que no hay queja por mi parte. O Un jardín abandonado por los pájaros de Marcos Ordoñez, amarrada a una infancia que no era la propia y de su mano y calles iba trotando.  Ahora contemplo con ojos golositos el primer tomo de Guerra y paz o el otro tomazo de Henry James, Las Bostonianas. Si voy a tener poco tiempo  al menos que el tiempo literario sea gozoso y sin necesidad de tenerme remangada: nada de experimentos y déjame estar entre tus páginas sin tropiezos, todo esplendor.

La primera película del año fue Macbeth. No hemos visto muchas más pero mereció ser la primera. Disfruté con el texto, las imágenes -la hibrys, ay la hibrys, dice J. Y los griegos, griegos son digo yo, aun reescritos por el bardo inglés- y un Fassbender tremendo en todos los aspectos. ¿Todos?, pues sí oiga sí, todos sin excepción.
Tal vez no sea una película redonda ni será la mejor que veamos este año pero salimos del cine caminando Plaza España arriba con pasos épicos y gallardos, que nunca estuvo de más la apostura en este mundo nuestro. Y con un puntito de tristeza por pensar la codicia humana y sus desvelos. Ay de la irracionalidad.

También contar del deslumbramiento que sentí en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. A pesar de su envoltorio de cartón piedra -que sin embargo guarda un encanto de Exin Castillos, algo artificial pero entrañable- fue un recorrer con la boca abierta y los ojos voraces. Queda pendiente para próximas visitas porque no hubo tiempo bastante para sus tesoros y porque para entrar a la historia como él lo hace se requieren pasitos lentos.
Nunca entenderé el fracaso de planes de estudios que obviaron hablarme de su belleza. O sí, sí lo entiendo y eso lo hace un fracaso aún mayor.

En fin, hay ocasiones en que las que sólo queda medir las prisas y no se nos permite orillarlas con un mohín de desprecio.
Ojalá no dure mucho su reino. A este pensamiento me acojo.


Imagen de Flora Borsi.

9 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Tienes que acabar con ese estrés.
El que yo tenía casi acaba conmigo.
Creo que no somos conscientes de los efectos devastadores del estrés.
Si es necesario hay que cambiar de forma de vivir, de trabajar y de mil cosas porque el estrés te puede matar o dejarte "tocado" de por vida.

O sea, que ya sabes...

Besos.

Marga dijo...

"Tocá" ya estoy, querido Toro, no hay más que verme o leerme, jeje.
Y sí, tienes razón pero es más fácil decirlo que hacerlo, ays. Pero va, voy a proponerme parar un poco aunque espero que sea una racha más bien corta. A veces las cosas vienen como vienen y hasta que buscas soluciones o te adaptas pues pasa un tiempito. Voy a procurar que sea sólo eso...
Besote!

El peletero dijo...

Pues Cuenca es un lugar precioso para vivir, tiene sus famosas casas colgantes desde las que también se puede uno suicidar, ¡oiga!

Besos manchegos.

El peletero dijo...

http://elcafedeocata.blogspot.com.es/2016/02/a-proposito-de-democrito.html#comment-form

Marga dijo...

Peletero, pues sí, Cuenca es una buena ciudad aunque suicidarme no sea precisamente lo que me apetezca en este momento...

Qué maravilla de señora, me encanta! jajajaja. En cuanto tenga tiempo me pongo a disfrutar, ajá, jeje.

Besos meseteros

Anónimo dijo...

Ay, el estrés, mi querida Marga, ese compañero demasiado fiel... Menos mal que quedan las pasiones para curarnos y apaciguarnos. Me gusta pensar que después de las tempestades viene la calma.
Hubo muchas cosas que disfruté y que rescato de la película de Macbeth y por supuesto, entre ellas, Fassbender. Hace apenas unos días también revisité la versión de Orson Welles. Los textos de Shakespeare y sus historias son tan potentes que difícil es resentirlas...
En fin se me ponen los dientes largos con tus próximas lecturas. Yo estoy con un inmenso libro con cuentos y novelas cortas de Carson McCullers.

Beso
Hildy

Marga dijo...

Hildy, demasiado fiel, a mí no me importaría que se largara de picos pardos con cualquier otro... jeje.

La de Welles la tengo pendiente, como tantas otras, ays. Ya caerá.

Qué libro es? el del Aliento del cielo? me encanta su portada, la foto de Carson tan alegre (creo que es ella, ahora que lo pienso, jajaja). Lo leí hace un tiempo y luego me vi la peli de Reflejos en un ojo dorado. Y me gustó a pesar de todos los fallos que dicen que tiene. Me resultó inquietante y muy bien reflejada la sensación de asfixia que sentí al leer el cuento... Ea, a disfrutar de sus cuentos.

Besote!

Licantropunk dijo...

Alguna vez he meditado cuál podría ser mi película generacional, esa que representaba cómo vivíamos (sobrevivíamos) o pensábamos (o lo que fuera que hacíamos con nuestro cerebro en aquellos años de la veintena), y una y otra vez declaraba a "Todo es mentira" de Álvaro Fernández Armero como la más indicada para formar ese retrato. Así que habrá que volverla a ver, ahora que me la recuerdas. O quizás sea preferible no hacerlo, no sea que haya envejecido mal: o sea, yo haya envejecido mal. Y como ese último "Macbeth" cinematográfico es una pendiente que me apetece mucho ver, con Fassbender y Cotillard, nada menos, mejor dejar las nostalgia de la juventud perdida y celebrar el año Shakespeare, ya que parece que el año Cervantes no le interesa a nadie, o casi.
Saludos.

Marga dijo...

Pues, Licantropunk, la volví a ver hace un tiempo, ya más entrada en años yo, jeje, y no me decepcionó. Me volví a reir y recordar como bien dices, cómo sobrevivíamos y el poco cerebro que nos acompañaba, jajaja. Pero éramos tan majos...

Sí, lo de Cervantes es una vergüenza pero... como tantas otras y cualquiera se pone a hacer un ranking. Ays.

Disfruta de Macbeth. Yo creo que te va a gustar.

Saludos!