lunes, 9 de noviembre de 2015

Corazón loco

Cada cierto tiempo tengo que enamorarme de una mujer, una flaqueza como otra cualquiera y tampoco sirve darle más importancia de la que tiene. Son enamoramientos pasajeros, un poco atolondrados que apenas dejan huella en mi ánimo pero tienen que existir o de lo contrario mis días parecerían un poco vacíos, sin mucho sentido. Ahora estoy enamorada de Lydia Davies. No de ella, claro, de sus cuentos. Pero seguro que ella, y sus cuentos, con toda probabilidad, sean lo mismo, conducirán a lo mismo.
En fin, a qué darle más vueltas. Estoy enamorada de Lydia Davies.

Ya lo he dicho.

" Ese día estoy llena de malos sentimientos, mezquinos: rencor hacia alguien a quien, creo, debería querer; rencor hacia mí misma, y desánimo respecto al trabajo que, según creo, debería estar haciendo. Me asomo a la ventana de la habitación más pequeña. De repente está ahí, mi propio espíritu: un perro blanco y viejo, patizambo, que balancea la cabeza y desde la esquina del porche, mira con ojos fijos, enloquecidos, velados por las cataratas."


De su libro Cuentos completos editado por Seix Barral.






9 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Como ella lo sepa va a gritar de terror, jajajjaja...

No me apunto la recomendación, aún recuerdo el tiempo que me debes de otras recomendaciones.

Besos rencorosos.

Marga dijo...

Bah, por una vez que maté a un perro... pues te lo pierdes, listillo!

Y que sepas que el rencor hace que te salgan escamas y que se te caigan los dientes, buhhhhhhh.

Besos en los mofletes!

Anónimo dijo...

... Otro nuevo nombre a mi biblioteca de lecturas pendientes. Qué bueno sentir lo infinito en lo que queda por descubrir... y disfrutar. Gracias mil.

Beso
Hildy

Marga dijo...

Hildy, ya, ese infinito se disfruta de lo lindo!


Besote te va

Carmela dijo...

Pues que viva el amor, no? y a seguir encontrando esos amores que den sentido a esos ratos tan nuestros.
No la conozco, pero la apunto, tus sugerencias, no me han defraudado :)

Besote, Marga.

El peletero dijo...

Querida Marga, con usted siempre caigo en la cuenta de lo mal lector que soy. Además de los celos que me causa que tenga tantos amores literarios.

Hay ventanas en habitaciones pequeñas y ventanas pequeñas en habitaciones grandes y todo lo que está afuera está adentro, saque a pasear al perro blanco, cómprele unas gafas y llévele al oculista que todavía le quedan muchas cosas que ver y olisquear.

Besos encelados

Marga dijo...

Carmela, eso es, viva los amores. Y bueno, creo que te gustarán en el caso, eso sí, de que disfrutes con los cuentos. Algunos de ellos son fantásticos, sin más. O eso me parece, jajaja.
Besote!

Peletero, ufff son tantos y tantos los amores literarios que tengo. Y lo mejor es que no se acaban y lo mejor es que cada día más, promiscua feliz soy.
Y sí, voy a sacar a pasear al perrazo a ver si nos da el aire, jeje.
Besos perrunos.

Licantropunk dijo...

Apuntada Lydia Davies.
Saludos.

Magnolio dijo...


Princesa ¿has pasado de gato a perrazo? De tonta ni un pelo: grande, que se le pueda abrazar y
muerda menos que algunas escritoras. Porque no te has enamorado de la Davies (con todo respeto, eh? no tengo el gusto) sino de su obra. Desgraciadamente, poco que ver el arte con el artista.
Besos inocuos.