lunes, 19 de octubre de 2015

Una de otoño y el cine

Vemos El Club, una película de Pedro Larraín, director chileno. Salimos de la sala impactados, en silencio hasta pasado un rato. Hacía tiempo que no veía una película tan poco complaciente con sus personajes y la historia, tan descarnada y ahí lo dejo, pareciera decir el director, a ver qué piensas ahora.

Cuatro curas y una monja carcelera viviendo en un pueblo aislado donde la jerarquía -con garbo para sacudirse el poder civil de encima que el suyo, ya se sabe, es de otra cuerda- les oculta cumpliendo penitencia por delitos que de no estar bajo su protección tendrían pena de cárcel. Y de ahí parte una historia donde la bajeza moral es lo más suave a lo que nos vamos a enfrentar. La crueldad que la acompaña no se queda corta.

Mi anticlericalismo venía de serie, nunca lo he negado, pero no se trata de eso, no se trataba de llenarme de razones -qué absurdo sería, las tengo de sobra, la historia que no yo. Hemos visto y comprobado la querencia de la institución por el poder y su destreza para sobrevivir sin poner muecas a la colaboración con asesinos. Chile no es el único caso aunque sí uno de los más sangrantes de nuestra historia reciente- . Pero el poso que deja la cinta es aún más implacable y sería una simpleza limitarse a señalar con el dedo a la Iglesia aunque este caso les pertenezca y sea sólo suyo. Como bien indicaba mi querida Hildy en la reseña de su blog no dejamos de vernos retratados en una sociedad enferma. Es difícil escapar a eso y no permite mirar hacia otro lado o hacerlo en una sola dirección. Ni siquiera a mí que de desalmada tengo poco, palabrita.


En fin, os la recomiendo. Mejor no pasar por alto aquello capaz de dejarnos sin excusa ante nosotros mismos. O a la piel como humanos. Un buen ejercicio para una tarde lluviosa y una forma de premiar la valentía del director al lograrlo.


7 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Que buena pinta tiene...
Apuntada está.

Besos.

DaliaNegra dijo...

Apunto tambien pero cuando logre acaparar algun anticuerpo contra la impotencia y el desespero, que tal como van las cosas pierdo unos cuantos al dia.Besos, lagartija***

Marga dijo...

Toro, ya me dirás si vas a verla.
Besote.

Dalia, pues sí, no andamos sobrados de esos anticuerpos. En cuanto conozcas vacuna dame un toque.
Besos, Soplillo!

El peletero dijo...

Tendré que ir a verla, querida Marga. Las historias de los hospicios irlandeses, sin embargo, no creo que le vayan a la zaga.

Siempre encontramos razones para excusarnos ante nosotros mismos y mirar hacia otro lado, siempre, eso es lo que hacemos constantemente y no paro de encontrar pruebas de ello a cada momento, en relación a los grandes males y a los que no lo son tanto, a los públicos y a los privados.

En cualquier caso espero no verme, como dice su amiga en su reseña, retratado en esa, sin duda, sociedad enferma que también sabe usar los males como si fueran clavos, para sacar unos a otros.

Besos no sé cómo.

Licantropunk dijo...

Uff, qué pereza. La película denuncia, la canción denuncia. Yo, que no piso una iglesia más que para apreciar el gótico, resulta que conozco a más de un cura, y a más de dos, que se empeñan en ser todo lo contrario a lo que muestra la conferencia episcopal o los titulares de los periódicos en la sección más terrible del noticiario. Siempre me he negado a juzgar el todo por la parte. Como bien dices, nada de simplezas, que somos gente complicada.
Saludos.

Anónimo dijo...

Bueno, es cuestión de opinión, aunque yo procuraría no juzgar antes de ver. En cualquier caso creía que dejaba claro en el texto -y además era lo que pretendía remarcar-que no se trataba de la Iglesia sino de nosotros y nuestra sociedad y de ahí la valía de la historia contada. Pero tú eres libre de interpretar lo que lees y no lo que yo estoy diciendo y por supuesto de decidir verla o no. Me temo que te vas a perder una buena película y encima por mi culpa, cachis!

Yo, al contrario que tú, no tengo amigos curas pero no creo necesitarlos para saber diferenciar entre instituciones e individuos. Como en cualquier ámbito, claro. También soy antimilitarista pero sí tengo amigos funcionarios que trabajan en el Ministerio de Defensa...y? no he entendido muy bien ese matiz, me he perdido un poco, Licantropunk, porque no sé que tiene que ver con lo dicho por mí. Que me declare anticlerical no es nada nuevo y no significa que vaya por ahí pidiendo la cabeza de curas y monjas, ni que juzgue todos o partes.

Pues eso, dejémonos de reducciones, querido amigo, que en mi texto intentaba evitarlas. O a lo mejor lo único que sucede es que no he sabido expresarme bien. Si es así, mis disculpas... sorry!

Saludos.

(Sin olvidar por mi parte -y aunque no sea este el caso- que lo que "sea" denuncia sigue siendo necesario en estos días, si la denuncia está bien hecha, es honesta y útil. Ya me gustaría a mí que este mundo estuviera por encima del bien y del mal. Pero si no es tu caso tampoco pasa nada.)

Marga



Anónimo dijo...

Mi querida Marga, a mí, ya lo sabes, es una de las últimas películas que he visto que más me ha hecho pensar. Aún sigue en mi cabeza. El club es una película que no solo cuenta una historia interesante sino que también destaca cómo está contada esa historia. Y me resulta apasionante porque puede generar debates y conversaciones muy constructivas, son muchos los matices, las lecturas y las miradas que pueden echarse viendo El club. Me encanta cuando una película puede generar distintos puntos de vista u opiniones contrarias, y ahí en poder debatir esos puntos de vista... está de pronto la riqueza extra que puede generar una película.

Beso
Hildy