miércoles, 12 de junio de 2013

Tenemos tiempo y tenemos las ganas


Lista de las casetas Feria del Libro de Madrid (años Treinta)


Comienza el día de Feria, presiento que será una Feria distinta, hoy es sábado y no día de diario como era habitual en nuestras visitas de años pasados. Nada más llegar apreciamos la diferencia: llena de gente aunque la mayor parte deambulan o esperan la firma de libros, no hay tanta en los puestos y se puede ojear sin prisas los títulos y charlar con los libreros. Me desconcierta el montaje de las firmas, hoy están los más cotizados y parece un circo aunque con demasiados jefes de pista, falta equilibrio sin duda. Y riesgo. Bastaría con decir que de la veintena de autores que reconozco mientras paseamos entre los puestos podría llegar a respetar a tres de ellos. Si de Literatura hablamos. Y podría ser hasta sin mayúscula. Me cansa el espectáculo y nos dirigimos a las casetas de pequeñas editoriales o librerías. Las débiles del cotarro mercantilista obligadas a poner mayor empeño e imaginación, ganas y calidad a la hora de publicar o vender. Poco a poco adquirimos nuestro botín, yo mucho antes que J., que parece adormilado, comprar libros es explotar también la feria de las vanidades, dice, o me mira, serio, rómpeme las piernas para poder dedicarme a leer plácidamente todos los libros que tengo pendientes.

Me gusta comprobar que sigo disfrutando de la Feria a pesar de los rencores y disputas literarias que mantengo con ella. Recordar que además de las casetas de mis editoriales preferidas, siempre estarán las de los muchachos anarquistas donde encuentro libros con títulos sugerentes y nostálgicos, como si oliera el flan de la infancia. O la de mujeres libres, feministas y lesbianas para más señas, donde se pueden ver libros menos inmovilistas acerca del mundo femenino que las de otras que rotulan mujeres igual, pero exponen literatura que te hacen recordar que como poseedora de útero una tiene su dignidad. O que una tiene dignidad y además un útero. Qué lío. Algo así era. Y para colmo gusto literario, mala pata. Que puedo rebuscar en todos los puestos hasta descartar la basura envuelta en letras inútiles. Y saludar a Fernando, mi librero de barrio y años, desde hace un par de ellos, años, sólo nos vemos en la Feria y siempre es un placer charlar y el reencuentro. Me habla de las dificultades de estos tiempos, las nuestras, la de todos le digo, sí, pero en la tuyas no existen libros electrónicos ni piraterías, tienes razón y me callo. Podría decirle que hace apenas media hora he descartado comprar un libro porque su precio era de 32€, una barbaridad, y por mucha ganas que tuviera del libro, y las tenía, me como la ganas. Que sí, que no justifica ¿o sí? Sí, en mi caso sí, lo justificaría, y por eso me callo. Y porque pienso que qué más dará, perdemos él, el librero que intenta sobrevivir, y yo, la lectora sin cuartos que cada vez arriesga menos y va al libro, al autor, seguro. Y pierde el autor que aún no me ha despertado y la editorial que se la juega. Gana El Corte Inglés y la Dueñas que publica en Planeta, entre otros y otras, y no se juegan nada salvo las letras indigestas. Como ganar, ganas dan de regurgitar calladamente. El resto de argumentos sobran y no serían más amargos.

Pero mientras nos retiramos, Alcalá abajo, ya he olvidado el sentido en el que se cierran las puertas y es entonces cuando dejan de pesarme los argumentos reales. Y camino regocijada con el peso de mi botín. Prefiero pensar en los argumentos que cargo. A los que me asomaré tratando de aprehender un poco más, o no, el mundo a veces tan roto y armazón hueco. Pero mundos, al fin y al cabo, y no sólo uno, y no sólo el mío. Ni este de ahora.

Me veo en el momento que jugando al ocho en el sofá me crezca la lectura entre las páginas.






15 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

No me has comprado nada.

No he visto rata igual...

Me voy roto.

Darío dijo...

Ayyyyyyyyy... ese de Walser me produce una envidia sinigual!!!

Marga dijo...

Pero quién te dice que no? eh, listillo, quién...
Te has quedado sin el libro, por desconfiado. La trilogía, porque eran tres en uno, como debe ser. Y en cartoné, ilustrado con pan de oro... listooooo.
Y ya no sirve suplicar. Quedas advertido. Te fastidias.
Ea.

Darío, y ni te imaginas qué delicia de libro!! 75 páginas que leeré de nuevo en un par de días. Prosa y humor decimonónico o ni eso. Sarcasmo y genio, o genio a secas. El arte de escribir cuando lo era. Ayssss.

Licantropunk dijo...

Tienes toda la razón, gran entrada. Sostengo que los libros son baratos, que por menos de 10 euros encuentras todos los libros que deberías leer. Y el que mencionas, el de los 32 euros, caerá o no, pero te lo piensas 3 veces, claro. No soy de ebook, no puedo con él. Soy de comprar libros en papel y de ir a la biblioteca una vez a la semana a olisquear referencias y regresar a casa con los bolsillos llenos. Y la Feria del Libro es una cita anual imprescindible. ¿Qué feria habrá cuando ya no se edite en papel? Qué horror.
Saludos.

Marga dijo...

Licantropunk, cada vez son menos baratos... el problema es que el libro de 32 suele ser un libro de autor (extranjero normalmente; traducción encarece y eso que los traductores cobran una miseria, así va el juego) que te apetece probar, del que has leído reseña, que implica riesgo y probar letras lejanas y... eso, las ganas te quedan, bonita!! jeje.
Esto si hablamos de novela... si lo hacemos de ensayo o biografías ya ni le cuento: los precios se disparan.

Tampoco soy de ebook, ya sabes, me resistiré mientras pueda, y soy de biblio, claro, como todos los comelibros que en el mundo han habido. El problema es que en la biblio, al menos las que tengo cerca, pocas novedades hay y apetece estar un poco al día. De la literatura de este país no tanto, en mi caso, pero de la anglosajona y otras europas...uffff, me muerdo las uñas de ansia, a veces.

Yo no puedo imaginar una Feria sin papel, me da un patatús sólo de hacerlo!! Agggggg
Saludos.

El peletero dijo...

Hace tres años, por la Feria del Libro, me encontraba yo en Madrid con mi novia y juntos paseamos por el Retiro mirando, hojeando y dejándonos llevar por los libros y el calor primaveral. Fue un fin de semana precioso.

Me enternece su entusiasmo y alegría y el uso habitual que hace de la palabra “botín”, “mi botín”, que más debería ser ya monopolio de banqueros (nunca mejor dicho) que la de una chica llena de avidez lectora. Pero entiendo perfectamente la gracia y la simpatía con que lo dice. Al igual que los reparos de J. En esta vida estamos comerciando, intercambiando constantemente cosas y afectos, regateando y porfiando por conseguir más que lo que damos. Los libros no deberían ser menos, y, que yo sepa, ni tienen garantía ni te ofrecen la posibilidad de devolverlos (excepto en las bibliotecas, se me ocurre hacer con ellas una comparación sexual que me guardo) si no terminan por gustarte como ocurre con los novios y las amantes o los frigoríficos y las lavadoras.

A mí, sin embargo, lo que ahora me interesa de la lectura es precisamente su supuesto objetivo, la lectura. ¿Cómo lee usted?, ¿lee o bien hojea?, ¿empieza por el principio y termina por el final o lee a saltos? Hace siglos que no leo entero ningún libro, ni mucho menos empiezo por lo que se supone es el principio ni termino en la palabra “Fin”.

¿Lee un solo libro o varios a la vez?

Son cosas que me preocupan, ¿a usted no?

Besos a ratos.

Ventana indiscreta dijo...

El mundo de la literatura no ha eclosionado al mismo nivel que el de la literatura; eso lo tengo claro. Los clásicos parece que desaparecieron (pero ahí están y ellos nos salvarán). ¿Por qué leer a los clásicos?, decía Italo Calvino. Pues por éso: por la salvación. La buena literatura es salvífica, el resto, un compendio de letras mal pegadas y mejor pagadas.
Lo mediático me exaspera y con las firmas y las colas no puedo.

Sólamente me lleve un libro de una editorial que está haciendo las cosas muy bien: CAPITAN SWING, el apetecible diario de THOUREAU. Recomendable.

Y ahora que veo por ahí a mi querida Louise Gluck con su IRIS SALVAJE, traslado a este espacio unos versos suyo de su AVERNO.
De su poema titulado PRISMA:



1

¿Quién puede decir lo que es el mundo? El mundo
fluye, por tanto es
ilegible, los vientos cambian,
las grandes placas cambian y se mueven sin ser vistas.

15

Engaño. Mentiras. Adornos que llamamos
hipótesis...

Había demasiadas direcciones, demasiadas variantes.
Habia demasiadas direcciones, ningún camino.
¿Y al final?

Marga dijo...

Peletero, es un entusiasmo que no cesa ese de abrir un libro, qué le voy a hacer! el mismo que visitar librerias o bibliotecas ajenas. El gusanillo del qué me vas a contar esta vez...

No creo que me canse nunca de él. O eso espero.

El botin es expresión pirata, pirata como de Isla del Tesoro, un tiempo de prodigios, que no de banqueros, piratas de otro tipo, (chungos, chungos). Por no soltar aqui la palabrota que me viene a los labios tras mencionar la de banqueros, como un tic compulsivo y gramatical en los últimos tiempos.

Y no haga caso a las reparos de J, es un gruñón y le gusta ejercer de tal mientras me hace reir. No conozco a nadie más alejado de ese sentir comercial del que habla. Los libros tal vez. A mí cuando no me gustan los abandono en repisas callejeras, alguien los aprovechará, pienso. Algo parecido a lo que hacía antes con los novios. Con los electrodomésticos ya es más complicado, leyes de puntos limpios mediante. Qué absurdo es el mundo a veces, no cree?

Leo varios libros a la vez pero procuro que sean géneros distintos por aquello de no volverme loca, o más. Los empiezo y termino pero no todos, sólo los que mantienen mi interés, nunca me obligo. Hace mucho descubrí que para mí los libros son como las personas o viceversa, a la hora de querer leer en ellos. Algún día contaré esta teoría, descabellada, mía.

En ocasiones leo hasta sentir calambres y puedo morder si se dirigen a mí. Qué falta de respeto, pardiez.

Qué curioso, nunca me había parado a contemplarme así. Daría para otro post. Gracias, señor Peletero!

Besos en segundillos.

Ventana indiscreta, el otro día estuve ojeando el cómic publicado por Impedimenta -otra editorial a tener en cuenta a veces- acerca de la vida de Thoureau. Y como desconocía todo acerca de este señor me estuvieron contando de él. Un tipo interesante. Ya me contarás qué tal su diario…

Y tienes razón, Capitán Swing está haciendo las cosas muy bien, tienen un catálogo muy cuidado. Tengo apuntado para la próxima excursión un libro de ellos, La demonizacion de la clase obrera. Lo estuve ojeando y me quedé con ganas. Ya caerá.

El mundo de la literatura está enfangado. Cosa que ya he leído decir a los autores del XIX. E imagino que anteriores. Mejor no confundir a este con Literatura, tienes razón. En cuanto a la salvación… cada cual verá en sus lecturas lo que quiera ver. Yo es que soy reacia a que nadie o nada me salve. Pero sí, creo que entiendo a lo que te refieres.

A Gluck hace poco que he llegado pero me da que lo he hecho para quedarme en ella. El Iris salvaje me tiene embobada y hacia mucho, demasiado, que la poesía no lo conseguía. Pobre, nunca fue culpa de la poesía.

Un placer compartir contigo. Y gracias por estos versos! Me apunto el libro de Averno.

Ventana indiscreta dijo...

Por cierto, el otro día me acorde de tu entrada leyendo este artículo:

http://cultura.elpais.com/cultura/2013/06/17/actualidad/1371499776_689649.html

No lo restringiría a cien. Ahora llaman caos a la oportunidad capitalista de vender pseudoliteratura. Pero con esas cien obras bien leídas se daría para mucho. Será que mucha razón hay en la Teoría del Caos.

Un saludo.

Antígona dijo...

Me remueve leer tu post, niña Marga, y será porque tengo en casa tanto pendiente por leer que creo que ir a la Feria del Libro sólo incrementaría mi angustia ante la falta de tiempo para hacer frente a tanta deuda. De papel y no papel, ay, qué perdición esto último. Me cayó hace un par de Navidades un ipad de regalo, y aunque en un principio no sabía muy bien qué narices hacer con él, en cuanto descubrí que la red estaba llena de textos que quería leer y que el cacharrito de marras permitía leerlos con toda comodidad, se ha convertido en un instrumento casi imprescindible en mi vida. ¡Quién me lo hubiera dicho! Pero como toda medalla, tiene dos caras, y una es muy siniestra: la sobreabundancia descentra, la curiosidad mata al gato y también la continuidad en la lectura. Y si a todo ello se suma la falta de tiempo, pues tenemos un cóctel explosivo de picoteos constantes de aquí para allá que quizá para el ensayo no sea del todo nocivo, pero para la novela está en mi caso siendo mortífero.

También es cierto que me urge leer cosas que no son novelas, y de ahí que no me relaje para embarcarme en ninguna, más allá del hecho de que las últimas con las que lo intentado han terminado abandonadas a mitad camino. Algo les faltaba, qué se yo, para captar del todo mi atención. O será que mi atención no se quiere dejar captar por ellas, tan focalizada como está en otro tipo de lecturas. Tendré que ponerle remedio de algún modo, porque nada de esto ocurre sin sensación de pérdida y una cierta desorientación.

Y sí, reconozco que le pego a base de bien al pirateo –y buenos botines me llevo, jeje, me encanta a mí también lo del botín–, pero cómo no, si lo que busco no es suele ser precisamente nada que dé a ganar dinero a nadie y tan fácilmente se me presenta, ahí, por completo a mi alcance sin intercambio económico alguno.

Tema preocupante, pero a veces me digo que quizá no tanto. Para los libreros, desde luego preocupante. Para los autores, pues yo qué sé. No creo que ningún escritor de verdad lo haga por dinero, sino por pura necesidad, porque no puede hacer otra cosa más que escribir. Y son tantos los ejemplos de escritores que jamás vivieron de los beneficios de sus libros –siempre se me viene Kafka a la cabeza– que no me creo yo que la Literatura –en mayúsculas– vaya a desaparecer por culpa de la tecnología y los botines sin pago que posibilita. Y quizás hasta un favor se nos haría si dejaran de escribir todos aquellos que sí pretenden hacerse ricos con sus libros, que en esta hiperinflación literaria en la que vivimos lo que abunda es la morralla y la basurilla por completo prescindible.

A mí el que me ha llamado la atención es “Europesadilla”, jajaja, cómo no. Y por lo que veo sigues con ganas no sólo de Feria del Libro y de libros, sino también de excursiones ;)

Que te crezca recia y fuerte la lectura entre las páginas, qué otra cosa cabe desearte.

Besos de un mundo cualquiera!

Marga dijo...

Perdonad el retraso, pero un maldito virus me ha tenido fuera de juego... cagontó.

Ventana, darían para casi todo esas cien...

Pero agobia un poco esa costumbre de poner cantidades y calidades a los gustos de cada cual. Como guías pueden tener su sentido, por picotear de aquí y allá con un criterio ajeno, eso sí.
Aún recuerdo el revuelo que armó el canon de Bloom, que si sí, que si no... parecía la Parrala el pobre señor. Al final el que impera es el gusto propio, filias y fobias personales, me da a mí. Cierto es que algo sacaremos en claro si el canon lo establece Bloom y no Pérez Reverte... jeje

Un saludo caótico.

Marga dijo...

Antígona, por eso me niego a que me regalen un trasto de esos. Lo tengo prohibido al personal querible, y eso que ya lo han intentado varias veces!! jajajaja. Lo que tú llamas el picoteo, y yo también, está variando nuestra forma de relacionarnos con la lectura y al menos de momento me resisto con uñas y dientes. Me gusta la calma que me provoca la lectura de un buen libro. La paciencia necesaria para relacionarme con la letras de alguien que no soy yo. No quiero dispersarme, no en la lectura por favor! bastante lo logran con el resto...

En cuanto a lo de los géneros... yo creo que va por rachas. A mí me sucede igual, tan pronto no puedo dejar de leer novelas como me canso y necesito sólo ensayos o me paso a las biografías. Pero si además tu objetivo te lleva al ensayo... complicado va a ser disfrutar de la lectura de algo que no sea esto último. Lo mejor, si realmente te apetece volver a la novela, van a ser unas vacaciones con todo el tiempo a tu alcance y un par de novelones de calidad de los que ya tengas referencias. Por cierto, en la feria vi que habían editado un nuevo libro de Iris Murdoch, o al menos yo no tenía constancia de él... ves? seguro que algo así te hacía volver a ella con gozo y ganas, jajaja.

En cuanto al pirateo, te entiendo, es complicado no hacerlo y en ciertos casos como el tuyo (y probablemente el mío debido a mis gustos) no creo que provocara mucha pupa. Y sí, tal vez tengas razón y así se evitaría que se publicara tanta porquería como se hace últimamente. Que da grima ver las mesas de novedades, al menos a mí me pone de una leche que ni te cuento.

Y no creas, el de Europesadilla es algo decepcionante. Un poco tramposo forzando hechos para encajar en teorías... pero bueno, está curioso al menos. Te ríes algunas veces.

Y lo de las excursiones... eso, mejor no hablamos. Es lo que tiene tener más tiempo libre cuando dejas de fumar, jajaja.

Un beso con portada!!

NoSurrender dijo...

Yo tengo que confesar que, aunque no entendía la moda al princiio, he sucumbido a la literatura por electrones.

Para mí, que siempre voy con uno o varios libros a cualquier sitio, aunque sea a comer un día de oficina, tener mi dosis en una pequeña carpetita de cuero me regala mcuha calidad de vida.

Además de la intimidad de mi relación con la lectura, que aún recuerdo las caras de estupor con que me miraban los viajeros del Metro cuando iba todos los días hasta Gran Vía leyendo la biografía de Hitler de Ian Kershaw, bien gorda y con el señor Adolf en primer plano de la portada. Ahora me siento menos observado, sí.

Aunque nunca me volverá a pasar lo de aquella vez en una cafetería de Callao en la que alguien se acercó y se sentó a mi mesa porque me vió leyendo a Bolaño y eso le hizo deducir que podría tener una buena conversación conmigo. Bueno,no sé, unos tiempos matan a otros, pero no veas la pereza que me da entrar en una tienda para llevarme un kilo de papel de bajo el brazo.

besos!

DaliaNegra dijo...

Me niego a comprar y a que me regalen esa horrible cosa electrónica, pese a que estoy rodeada de gente que se deshace en alabanzas: que si puedes llevar contigo cantidad de obras, que no pesa, etc...
A mí me gustan el peso, el olor, los colores de un libro, aún en el caso de que sus dimensiones hagan dificil leerlo en el sofá o en la cama.
Me quedo con dos de los de la foto, el de Walser y El Iris Salvaje, el título del último y ese poema me han atrapado.
Un abrazo,lagartija***

Marga dijo...

Nosurrender, está bien eso que dices, unos tiempos matan a otros... y no siempre para mal, claro!

Sólo que hay cosas que no puedo perdonar a un libro electrónico: el no poder ojear ni recordar en dónde me suena que vi tal o cual párrafo o no el no poder subrayar ni poner notas al margen. Manías que tiene una pero sin esas utilidades se me hace difícil imaginar sustituir unos por otro.

Por no hablar, y esto ya forma parte de lo anecdótico y personal, lo sé, de mi fetichismo, del libro como objeto, como peso entre las manos, olor, poder prestarlo, que me lo presten... y el placer de visitar librerías. De mi tiempo de ocio una gran parte se me va en eso, en pasar a librerias y mirar lo que hay, aunque no compre nada, sobre todo últimamente, jeje.

Pero quién sabe, quizás en mi próxima mudanza acabe jurando en arameo, quemando nuestros libros y pasándome al "mardito cacharro" jeje.

Besote y bits!

Dalia, lo que decía a Nosurrender, manías de cada cual. Sé de sus ventajas, estoy rodeada de gente que me las cuenta, pero de momento las desventajas mencionadas ganan la partida en mi elección.

Y sí, deberias probar con la Gluck, me da que te iba a gustar!

Un beso largo!