miércoles, 7 de agosto de 2013

Cuñas estivales: sembrando horas

Son los legados del calor, de un verano que se alarga como una siesta deseada y al mismo tiempo inquieta y sudorosa. Mis sensaciones con esta época son siempre contradictorias, no sé a qué atenerme con una estación que obliga a tener en cuenta la luz del sol antes de decidir el siguiente paso a dar, que convierte a un astro en dueño de tus movimientos pero que despierta como pocas los sentidos de la luminosidad y de la noche, la necesidad del movimiento arrojado. No es raro sentirse murciélago estos días.
Un sábado temprano, Giacometti y sus espacios, el taller donde trabajó desde casi sus inicios, un cuchitril de apenas 18 m. tan abarrotado de obras y yeso o lleno de su presencia las veces que es fotografiado en él. Sus dibujos, obsesiones, y esculturas, sobre todas las que estuvo representando desde el final de la 2ª Guerra Mundial, mis preferidas, “me di cuenta que nunca podría hacer otra cosa que una mujer inmóvil y un hombre caminando”. Ese hombre que camina como símbolo de la permanente búsqueda del ser humano hacia el conocimiento, del entendimiento, de la propia vida del artista. O los pies desproporcionados y asentados, fijos, diríase que serenos de sus mujeres. O eso opina J., tan presto a contrarrestar mi feminismo batallador y susceptible incluso en la historia del arte, o sobre todo. El placer de contemplar su trabajo pero también el de pasar un buen rato protegidos por el aire acondicionado de la Fundación Mapfre. La búsqueda de la guarida fresca. Perfecto si además puedo admirar e imaginar.



Pensando en el caminante salimos pero en verano no apetece caminar, no al menos a la tarde y esperas que el sol se retire. Asi que la opción es pasar la tarde en el sofá leyendo o descubriendo series y películas. Entre las series el último descubrimiento que merece la pena, Dates, una serie británica,  nos cuenta el transcurso de primeras citas entre parejas tras encuentros previos por internet. Existencias y relaciones apoyadas en el arte del diálogo y no resulta nada mal. Personajes rotos casi todos, recomponiéndose muchos. Con estas premisas podría parecer una serie más literaria que visual pero no es así, Londres aparece como una ciudad con una fotografía cuidada que provoca imágenes limpias acompañando a los personajes en sus cortejos vitales, no siempre con respecto al otro. Recomendable, me parece, y que provoca que la primera temporada, la única emitida hasta ahora, se haga muy corta y deje con ganas de más.
En fin, me voy, en breve me voy, primera parte de nuestro viaje, tierras sorianas, vegas de Duero y Románico. Para éste me acompañarán Guy Talase y su Vida de escritor y por supuesto, de qué otra forma, Antonio Machado. Me apetece como pocas veces su poesía sencilla y clarificadora. Me estoy haciendo mayor, lo noto en mi huida de experimentaciones varias y literarias. O tal vez sólo sea una etapa, una de tantas, de las muchas que volverán y se irán para volver otra vez. Mi retorno a la poesía está siendo poco a poco. Desde la muerte de S., hace 4 años ya, el tiempo transcurrido sin ganas de leerla, ¿de verdad es tanto? Maldición por todo, por las muertes acumuladas, por la pena mitigada y la extrañeza mantenida. Que continuará inamovible, lo sé. La ridícula idea de no volver a verte, título del último libro de una autora que casa poco con mi gusto y que no he leído -ni leeré-  pero que expresa a la perfección la perplejidad de la que hablaba. La misma que sigue acompañándome.

Debes a aprender a amarme. Los seres humanos
 deben aprender a amar
 la oscuridad y el silencio.

Y pareciera que es la vida quien te advirtiera de eso y no Louise Gluck -sí, sigo con su poemario El iris salvaje o sentirse silvestre aun sin poseer raíces o teniéndolas pero sin hundirlas en la tierra-.
Comienza mi huida para olvidar la severidad del día a día. Voy a mirar y escuchar despacio, muy despacio. Ese es el objetivo.




Hasta pronto.


8 comentarios:

Carmela dijo...

Es algo que quiero hacer, ese viaje por el Románico, una asignatura pendiente....ya me contaras, envidia cochina me das ;)
Disfruta y vive.
Un beso, Marga

PD. Me encantan las lavandas!!

Darío dijo...

Váyase, hace calor. Yo sé que usted envejecerá sin hacerse tecno, sino simple, como simple es el mundo. Un abrazo. Esperamos regalos...

Marga dijo...

Carmela, ya te contaré.
Y para una vez que soy yo quien te da envidia y no al revés con esa espuma y olas y agua y... jeje.
Son chulas las lavandas, verdad? cortesía de J, la fotografía es de él.
Un besote!

Darío, eso espero, simple, simple, eso quiere ser!
Umm ya pensaré qué menhir traerle, le apetece?

El peletero dijo...

Las imágenes del estudio de Julien Freud no le van a la zaga a las de Giacometti. A mí siempre me han parecido una metáfora del cosmos y la naturaleza en el que el único orden lo podemos hallar, aunque imperfecto, en las obras humanas.

Conversaciones con amigos, a veces
sobre nada, sobre películas o televisión,
o conversaciones más serias, realmente serias,
sobre las torturas, el sufrimiento, el hambre,
pero también sobre fáciles aventuras eróticas,
“qué dijo ella y qué pensó él entonces”.

Tal vez sea que hablamos demasiado,
como esos turistas franceses que oí
en la abrupta falda de la montaña sagrada de Grecia,
desconsiderados en el laberíntico délfico
(con sus reproches mordaces sobre la cena en el
hotel).
No sabemos, no podemos saber.

Si nos salvaremos,
si nuestras almas microscópicas
que no hicieron nada malo
y tampoco hicieron nada bueno
contestan a una pregunta en una lengua ignota.
si nos basta la iluminación de la poesía,
la exaltación en el staccato de la música antigua,
la vista de un río y del aire que entra
tranquilo en la torre cálida de agosto,
y la nostalgia por el mar, siempre nuevo, fresco,
¿Son los minutos de júbilo y la sensación
que le acompaña de que súbitamente vuelve algo
sin lo que no es posible vivir (aunque sea posible)
los que equilibrarán los años de vacío y de rabia,
los meses de olvido, de impaciencia?
No sabemos, no podemos saber
si nos salvaremos
cuando se termine el tiempo.

Conversación, Adam Zagajewski

Que disfrute de su viaje, querida Marga.

Besos imperfectos

Licantropunk dijo...

Yo, ya volví, desde el verde galaico. Y no veas lo contentó que estoy. Alisaría un Giacometti. A hostias.
Saludos.

TORO SALVAJE dijo...

La ancianita Marga...
Eres adorable.

:P

Besos.

miquel zueras dijo...

Me apunto "Date", últimamente voy necesitado de series que merezcan la pena.
Que tengas muy felices vacaciones.
Saludos. Borgo.

DaliaNegra dijo...

Compre El Iris Salvaje después de leerte.Me dí un atracón y hubo poemas que me deslumbraron y otros que me dejaron fría.Luego comprendí que hay que leerlo de a poco, si no es así corres peligro de empacho de bulbos y raíces diversas.
Ha pasado el verano,amada y aciaga estación,por tu post más reciente veo que lo has pasado bien.Yo comento poco porque paso poco por los blogs, pero no me olvido. Te dejo besos,lagartija ***