miércoles, 27 de junio de 2012

Y es que no hay esparadrapos que valgan




En el mes de junio escribo con la mano izquierda, de costado, forzado el lápiz y la postura. Acaban por dolerme todas. Es la parte siniestra quien asoma, quien se muestra, quien me mira. Podría tener corazón o haberlo perdido, podría recordar desde todos los cuentos una vida madrastra y sus manzanas envenenadas. Podría haber crecido, así de golpe, sin necesidad de pócimas, en esa altura donde las ropas se rasgan y también el pericardio y una bandada de pájaros tristes anidan en el hueco que se deja.

En el mes de junio escribo desde otro lado, con otra boca -esta de ahora tiene un rictus feo- y no hay juego de Rayuela que no sea ya recuerdo.

Ahora, algo así: transcurridos siete y tres años sigo guardando prodigios para luego contároslos. Cada vez, una película, un cuadro, una canción, otro amor. Sí, sigo irremediablemente loca. No hago más que daros la razón, una costumbre. Y os extraño tanto. Los libros dicen que suele pasar con los héroes de la infancia por mucho que los mate la distancia del tiempo. O la propia muerte.




(Poema de Manuel Vilariño. Para ver el resto, pinchad el enlace abajo)






16 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Hay heridas que jamás se curan.
Quizás es porque es justo que así sea.
Vacíos imposibles de llenar.

Besos.

Darío dijo...

La parte siniestra y un dejo de melancolía. Me ha dejado así, soporizado...

Carmela dijo...

Guarda, guarda esos prodigios, querida Marga, y guarda tambien esa encantadora locura, para cuando quieras, junio, julio, enero, que más dá, para cuando quieras. Pero que no se pierdan.
Besos

Colombine dijo...

me fascinó el poema
que leo muchas veces
empeñado en sacarle
algún nuevo misterio


gracias queridísima Marga

desde este junio raro
de nubarrones negros

Marga dijo...

Toro, ajá, opino lo mismo.

Besos con tiritas!

Darío, eso no duele verdad? jajaja.
un abrazo te va.

Carmela, los prodigios cuando se dan y la locura... ays, esa debía venir de serie, jeje.
Un besote, linda.

Colombine, de ahí el placer de la poesía, el poder estrujar versos.
De nada, ojalá los nubarrones se nos despejen aunque me da a mí que...

El peletero dijo...

Una buena costumbre es la de escribir con la mano mala, empiezas fatal, como si fueras un niño que todavía no sabe dibujar una o con un canuto, pero, poco a poco, las letras toman forma, tal y cómo te las enseñaron en la escuela cuando en la escuela se enseñaba caligrafía, con plumilla y tinta china.

Cuando jugaba a squash me lesioné el codo derecho, el bueno, no podía dar todos los golpes, tuve que aprender a jugar con la izquierda, lo conseguí como si fuera un músico que usa las dos manos, ambidextro, despistaba a mis compañeros.

No ponga mala cara, sonría un poco, me han dicho que Madrid parece un horno del calor que hace. Ya llegará el otoño y luego el invierno y más tarde la primavera de nuevo. Aquí las playas están llenas de gente contenta y sorda, que no oye, o no escucha, el bramido que se acerca.

Saludos.

silvia zappia dijo...

maravilloso, estoy conmovida


abrazos*

Licantropunk dijo...

Y llegó Julio, que siempre, siempre, es mejor que su colega con ene.
Saludos.

Marga dijo...

Peletero, sí, aprender a utilizar otra mano es lo que tiene, desconcierta.
El calor nos ha dado tregua, la tristeza comienza a dármela a mí. No nos quejaremos, a pesar del bramido.
Un beso sin playa, vaya, vaya.

Rayuela, me alegro. Pero no sé si es mérito mío, hablar de la muerte siempre nos conmueve.
Va, besotes que te van!

Licantropunk, ea! es verdad... allá vamos.
Saludos!

Antígona dijo...

Dicen que el tiempo todo lo cura. Pero a la vista está que en algunos casos el dicho nos miente. El tiempo alivia, mitiga. A veces, en efecto, puede suceder que cure cuando el lugar de la mora perdida se llena con otra que nos hace olvidar la primera. Sin embargo, hay pérdidas que siempre persistirán como tales, y si todos los lugares son por principio irreemplazables, aun así unos lo son más que otros, y de ahí que haya huecos y desgarros que nunca cerrarán del todo porque el vacío que con ellos se abrió es demasiado contundente como para admitir, tú misma lo has dicho, esparadrapo alguno, ni ocasional ni duradero.

El tiempo tiene, también, la jodida costumbre de atacarnos con sus ciclos y traernos de vuelta a puntos del pasado con todos sus dolores. Como si viviéramos en un eterno círculo de repeticiones al que nuestros estados de ánimo no dejan de reaccionar incluso cuando nos proponemos firmemente saltar por encima de ellas. Pero, como ya se ha dicho más arriba, después de junio viene julio y el momento de la repetición cambia de coordenadas y vuelve a darnos un respiro hasta el siguiente junio que, por suerte, aún está muy lejos.

Querida Marga, qué decirte después de este junio atroz que yo también he concluido entre lágrimas aunque por motivos bien distintos a los tuyos, por más que éstos no excluyan las perdidas. Me digo a mí misma que vivir es ir asumiendo pérdidas y ganancias, desapariciones y apariciones, y que aprender a convivir con los huecos pasa por reconocerlos y por aceptar que el dolor que los identifica sólo desaparecerá cuando nosotros mismos hayamos desaparecido.

Extrañar algo o a alguien puede también ser reconfortante. Nos recuerda la suerte que tuvimos de poseer algo que se deja extrañar por lo bueno que era.

Un beso sin distancias

Marga dijo...

Querida bicha, el tiempo cura en la medida que puede curar. Los hados me libren de sentirme igual que hace años por estas fechas, ni por asomo, no estoy noqueada como entonces pero el hueco... uff, ese sí es el mismo, los mismos. Se me ocurre pues que el tiempo cura pero no rellena. Cura al fin y al cabo? ajá, pero mutilada.

Y de verdad, mira que me resisto, nos resistimos todos en esta familia de tarados ácratas, que me digo que eso de los aniversarios no cuenta, que nos negamos a tener ceremoniales sufrientes, que esparcimos cenizas por no tener lugares de culto, que no queríamos de la muerte mas dolor que el real... pues ná, no hay forma, es llegar estas fechas y me, nos, remuevo por dentro como si me salpicaran con azogue. Es cierto, no se puede uno resistir a los ciclos por mucho empeño que pongamos. Malditos calendarios que señalan.

Ya me contarás cuando tengas un rato de calma. Espero que el final de curso no haya supuesto traslados o yo qué sé, que tengo yo mucha imaginación y a estas alturas y como las abuelas, tengo por costumbre ponerme en lo peor, jeje. Me cuentas, va?

Me quedo con tu último pensamiento, sí señora, reconfortante como pocos.

Un besote sin ellas, ni mijita.

Magnolio dijo...

Cómo siempre, un gozo (esta vez triste) leerte, querida mía. Ya, los esparadrapos no sirven, pero tú tienes compañías, las de aquí, las de allá y las de al lado que alivian y hasta curan, estoy segura.

En pequeñito, me pasa a mi con tus letras y con las otras.

Besos a saco.

Marga dijo...

Magnolio muá, te digo lo que Antígona, curar no hay nada que cure pero sí, tienes razón, aliviar sí. Estos días andan todos locos y yo con ellos, jajaja.

En grande, mis besos!

salvadorpliego dijo...

Maravilloso el escrito. Te lo aplaudo.

Saludos.

xnem dijo...

Marga! saludos!
No encuentro ni tu mail ni tu fono!!! soy un desastre! (nada nuevo lo sé) quería preguntarte unas cositas.
Porfi
lalunazu223@yahoo.es

DaliaNegra dijo...

Ains,tu junio y mis agostos que este año se adelantaron a julio...se marchan los vencejos y vienen pájaros tristes,si...
Besos, lagartija***